He aquí el primer consejo para cualquier escritor novel: lee mucho, todo lo que puedas. Leer es el mejor y más placentero camino para aprender a escribir. Pero ahora bien, ¿cómo debes leer? Porque hay muchas maneras de hacerlo, desde por mero placer hasta para reseñar. Y a ti te interesa saber que lo que caiga en tus manos mientras escribes, influirá de alguna manera en tu proceso creativo.
Como una novela no se escribe de una sentada y el mundo no se paraliza mientras tanto, todo lo que te rodea puede convertirse en un estímulo. De pronto alguien dice algo que le va bien al diálogo entre tus personajes, o encuentras una solución a una trama en un hecho cotidiano, o descubres un lugar que te sirve para la ambientación que buscabas.
Bien, pues con los libros pasa lo mismo. Puede que de pronto empieces a leer una novela, de esas que prácticamente te subyuga, con un estilo y un argumento que en nada tienen que ver con lo que estás escribiendo. Lo más probable es que, por muy buena que sea, si tú estás construyendo otra cosa, te perjudique y provoque que lo que tenías se alborote, hasta que llegues a un punto sin salida.
Por lo que te recomiendo que, mientras estés escribiendo, elijas tus lecturas de una manera consciente para usarlas en tu propio beneficio y tengas en cuenta esto:
Alguien lo escribió antes que tú
Parece una cura de humildad, pero esa es la realidad. ¿Cuántas veces se ha vuelto a escribir Romeo y Julieta? Cambian el sitio, los personajes, los conflictos, el lenguaje, pero la historia de amor sigue siendo la misma: chico y chica que encuentran dificultades para dar salida a su amor.
Si vas a escribir una historia que se parece a algo que has leído o visto (el mundo audiovisual siempre debe tenerse en cuenta), aprovecha para revisarla y fijarte en cómo has ido llegando a los lugares a través del texto: en los giros argumentales, en la organización, en la resolución... ¡Toma apuntes! Tendrás ante tus ojos una guía que seguir, o al menos una idea o base que te dé ciertos anclajes.
No leas a Faulkner si eres Hemingway
Dos autores tremendos, tremendísimos, a los que además a mí siempre me ha gustado utilizar en las clases de escritura creativa, pero, no me digas: nada que ver... Sus estilos son completamente distintos, y a la vez igual de válidos y maravillosos.
Debes saber que tu gusto literario no siempre coincide con tu voz literaria (hablaremos más sobre esto en otro momento) y dejarte llevar por lo que te gusta leer, a veces perjudica tu esencia como escritor. Por eso es fundamental que, aunque tengas las obras completas de un escritor o escritora que para ti es fundamental, no las leas si no tienen nada ver con tu manera de construir un lenguaje. Durante el proceso de escritura, solo te van a hacer dudar sobre tu manera de narrar. Y si hay algo que tienes único y que debes respetar, es eso: tu voz.
La ambientación es importante
Sobre todo en una novela. ¡Fundamental! Cuando estaba tomando las primeras notas para escribir En frío, una de las cosas que me importaban era que sucediera en la nieve (es el fenómeno de la naturaleza que más me fascina). Además de releer El resplandor y no sé cuántas veces más Encender una hoguera, leí todo los libros de autores rusos con los que me pude hacer a los que les importó retratar la nieve: como escenario, como correlato, como un protagonista más...
Es muy importante meterse en materia mientras se escribe, por lo que no lo olvides y lee todos los libros que puedas que te ayuden a recrear una ambientación lo más vívida posible. No te exagero si te digo que, después de una buena construcción de personajes, es lo siguiente que hace que una obra se considere bien escrita, aunque solo vayas a usarla como un simple marco.
Somos hijos de nuestro tiempo
Parece otra obviedad, pero a veces se nos olvida. Incluso si estamos escribiendo una historia que ocurra en el aquí y ahora, dominar el contexto es importante. Es un error pensar que, solo si vas a escribir novela histórica, debes documentarte sobre el habla y las costumbres de la época. Es cierto que en esos casos es fundamental, y te recomiendo que si estás en ello, tengas mucho cuidado con el anacronismo. ¡Molesta mucho al que sabe!
Pero si tu obra es contemporánea, debes tener en cuenta que, según el perfil de tus personajes, no todos tienen tu edad y, por tanto, no han vivido lo mismo que tú. Es interesante que, si vas a tratar con generaciones distintas, conozcas de dónde vienen y hacia dónde van. ¿Cuál es el pasado de la generación anterior a la tuya? ¿O la anterior de la anterior, a la tuya? ¿Y el de la posterior? Hay muchos autores que dejaron testimonio de su momento presente y es inspirador analizar sus personajes para colocarlos en tu época y presentarlos como fruto de lo que vivieron. Créeme, pasa lo mismo con la generación que viene detrás: hay autores menores que tú que ya han publicado buenos libros y también pueden darte pistas para construir personajes que se sostengan.
Tienes que leer a tus contemporáneos
Esto tiene que ver con el consejo anterior, pero aquí va para aquellos que abordan la escritura como un campo al que quieren aportar algo nuevo. Si no lees lo que tu generación está escribiendo en este momento, ¿cómo vas a conseguir aportar algo a la literatura? Si solo lees a Góngora (con mi mayor respeto al que considero un autor mayor), puede que te parezca sencillo tener algo distinto que contar y de una manera diferente.
La pasta de todos los escritores está hecha en un porcentaje muy alto de los clásicos, y así debe ser, pero un escritor no debe aislarse del mundo, salvo en las horas en las que se encierra a escribir, si quiere ser alguien en su siglo. Y no es solo una cuestión de innovación. Te aseguro que hay joyas recientemente publicadas de autores en activo que pueden inspirarte y hacer tu literatura más grande.
Pero todo en la escritura creativa es relativo.