Hace más de diez años (¡Cómo pasa el tiempo!) publiqué mi primera novela. Hasta entonces había escrito alguna cosilla cuando estaba en el instituto y poco más. Un día le dije a una persona que se me había ocurrido una idea para un relato y, al contársela, me dijo que eso daba para una novela. Yo me reí. Aunque acababa de hacer un Máster en Escritura Creativa y no podía leer más literatura, el proceso de escribir una novela me parecía algo titánico, nada apetecible por mucho que dijera Cavafis.
Esa persona se convirtió en mi mentor y me acompañó durante todo el proceso de escritura. Me ayudó a ordenar las primeras notas que tomé, me sugirió soluciones para los rompecabezas que me iba encontrando, fue capaz de ver cosas evidentes que había que cambiar que yo ni noté y supo llevarme durante todo ese tiempo. Incluso hubo días que me forcé a escribir con tal de no reconocerle que la tenía abandonada. Contar con él fue una de mis mejores decisiones.
Durante años he sido profesora de Escritura Creativa y, aunque creo haber ayudado a los alumnos a encontrar su voz y comenzar a dominar su escritura, el apoyo que les ofrecía no tenía nada que ver con lo que podía dar de sí cuando llegaba alguien a quien debía ayudarle a escribir su libro.
Ya sea para escribir una novela, un ensayo, un libro de cuentos… a los autores no les vale de nada saberse al dedillo toda la teoría narrativa, lo que de verdad les viene bien es solo aquello que tiene que ver con su libro. Necesitan acertar con su narrador, con la evolución de sus personajes, con la organización, con muchas cosas que solo les incumben a ellos. Y además, con cada nuevo libro, hay que desechar todos los apuntes y volver a empezar a buscar lo que vale para ese momento. Es una experiencia mucho más orgánica y única con la escritura creativa.
Ayudar a los autores durante todo el proceso de escritura es algo que, primero, me gusta, por lo que siempre estoy motivada. Y segundo, se me da bien, porque ya me sé por otros la teoría y llevo revisados muchos, muchísimos, una montaña de textos en todos los estados posibles de edición. Así que aquí estoy, dispuesta a acompañar a los autores en ese momento vital que supone meterse en la escritura de un libro.